Las señales pueden ser, utilizar su afecto como premio o castigo, la humilla en privado o en público, le controla el dinero y toma las decisiones por ella, no le permite trabajar, la aísla de sus familiares y amigos, con frecuencia le amenaza con abandonarla o con hacer daño a su familia y con quitarle a sus hijos en caso de separación.
Por ello, no siempre la mujer es consciente de que está siendo maltratada, ya que la relación con un maltratador es tan terrible que es capaz de anular el sentido común. Aunque es cierto que cada caso es individual.
Pero lo que sí está claro es que el proceso
de recuperación o toma de conciencia pasa por tres etapas: Primeramente tomar conciencia de que está siendo maltratada. Aprender asumir que no vale la pena ‘aguantar’ por los hijos y que se merece otro tipo de vida. Aprender a tomar decisiones, actuar y pensar sin miedo y poco a poco recuperar la autoestima.
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